El Mk II, así como su versión deportiva de elevado nivel de prestaciones -el Ulster- se mantuvieron en producción tan sólo durante dos temporadas (1934-1935), pero alcanzaron tal popularidad que de él llegaría a fabricar se la nada despreciable cifra de 166 unidades. Al igual que todos los modelos anteriores de la casa, el Mk II tenía una serie de características de mecánica, rapidez y estabilidad no del todo compatibles con el confort y la funcionalidad; de todos modos, seguía teniendo fans suficientes como para que su producción siguiese siendo un negocio viable. Aston Martin aún consciente de sus propios límites, pretendía ofrecer una amplia gama de modelos, basada en distintos de anchos de batalla, modelos de dos o cuatro plazas, roadsters, berlinas o cupés de techo desmontable. Incluso si alguien prefería acoplar una carrocería distinta, también se podía adquirir el chasis por separado. El precio básico en 1934 ascendía a 620 libras, lo que por supuesto limitaba las ventas, en un momento en el que otros modelos contemporáneos como el MG Magnette no superaban las 400 libras
Hay cosas que nunca cambian. Entonces, al igual que en el pasado y, por supuesto, que en el futuro, los Aston Martin contaban con un exclusivo nivel de prestaciones y rapidez muy superiores al de sus supuestos rivales. En comparación con otros coches deportivos, el Mk II era más caro y rápido, pero además presentaba un estilo particular y un carácter propio; por algo se trataba de una obra maestra, propulsada por un excepcional motor, que nada tenia que ‘ver con los demás
Tanto su categoría, como su elevado precio, lo harían pronto merecedor de una reputación sin precedentes. Todas las características y calificativos que se le podían aplicar estaban sobradamente apoyados por las prestaciones que ofrecía: una velocidad punta de 140 km/h y un asombroso coeficiente de aceleración: de 0 a 100 km/h en 24 segundos (lo que no estaba nada mal para la época). Al igual que el resto de sus competidores, contaba con una suspensión rígida, un sistema de dirección directa y una escueta sencillez de líneas, factor este último que parecía no importar al público. La carlinga era esbelta pero cómoda. No se trataba en absoluto de un coche para conducir despacio, regodeándose en el paseo. Antes bien, era un vehículo preparado para una conducción dura y rápida.
En total se fabricarían 166 ejemplares del Mk II y del Vlster, que serían reemplazados por el modelo 15/98 de 2 litros, muy en la línea de los anteriores. La producción se mantendría hasta 1939, año en que se cierra la planta. En 1945, cuando la empresa reabre sus puertas una vez más inmersa en problemas económicos el modelo ya no vuelve a fabricarse por haberse quedado desfasado.
Que buen modelo Daniel !
ResponderEliminarLa réplica esta de lujo y muy buena la reseña histórica!
Saludos!